Cuando Facebook, Inc. se convirtió en Meta Platforms, Inc. en octubre de 2021, a menos que tuviese la extraordinaria capacidad de vislumbrar el futuro, Mark Zuckerberg posiblemente no se imaginaba que su ambiciosa apuesta por el metaverso se toparía con un obstáculo monumental aproximadamente un año más tarde.
En noviembre de 2022 OpenAI presentó ChatGPT y en cuestión de días casi todo el mundo estaba hablando de las características del chatbot conversacional. Para muchos este movimiento fue el punto de partida de una carrera por liderar en el campo de la inteligencia artificial que sacudió fuertemente a la industria tecnológica.
Algunas compañías se encontraban en una posición más favorable que otras. Microsoft, indudablemente, era una de ellas. Los de Redmond habían invertido 1.000 millones de dólares en la compañía dirigida por Sam Altman en 2019 y, al ver lo que estaba sucediendo, volvieron a sacar la chequera, esa vez por 10.000 millones de dólares.
El gran cambio de Meta
A todo esto, Meta seguía quemando una fortuna en el metaverso, una idea a largo plazo que se presentaba con numerosos desafíos. Para alcanzar los resultados deseados hacían falta importantes avances en en el campo de la realidad virtual y aumentada. Se tenía que desarrollar un modelo de negocio sólido. Y, por último, tardaría años en ser rentable.
Las oportunidades, aparentemente, estaban en el mundo de la inteligencia artificial, pero en el más alto nivel. Y no es que la compañía de redes sociales no hubiera tenido experiencia en este sector, por ejemplo, sus sistemas de recomendación de contenidos y su plataforma publicitaria se sostienen principalmente por algoritmos avanzados.
Sino que su capacidad para demostrar avances significativos para desarrollar modelos de lenguaje de próxima generación estaba un paso atrás. Según documentos vistos por Reuters, la infraestructura de la compañía necesitaba cambios sustanciales para ponerse al día mientras el uso en producción de un chip de IA propio no cuajaba del todo.
Las filtraciones señalan que el golpe de timón definitivo se concretó a finales del verano de 2022, pero ahora es cuando empezamos a ver los resultados. Aunque Meta asegura que sigue comprometida con el metaverso, demuestra claramente un fuerte enfoque hacia la IA, con proyectos que incluyen a los algoritmos generativos y más allá.
Este jueves, Zuckerberg ha dado a conocer cuatro novedades pensadas para “impulsar las nuevas experiencias” de inteligencia artificial de Meta. Ha abierto el telón para exhibir la actualización de su centro de datos de IA existente, el Research SuperCluster, un nuevo chip de diseño propio, el diseño de un nuevo centro de datos y un asistente de programación. Nos enfocaremos en los tres primeros.
Centro de datos propio, con tecnología de NVIDIA
En enero del año pasado nos enteramos que Meta estaba desarrollado desde hace más de un año un centro de datos de IA que prometía convertirse en uno de los más potentes de su tipo. Al igual que muchos proyectos de similares características, la construcción del denominado AI Research SuperCluster (SRC) se planificó de manera gradual y por etapas.
La segunda fase del SRC, que estaba programada para entrar en funcionamiento a mediados de 2022, acaba de ser finalizada. Meta ha hecho algunos ajustes en su diagrama para intentar alcanzar casi 5 ExaFLOPS de potencia de cálculo a pleno funcionamiento. Todo esto gracias a un enraizado y carísimo hardware desarrollado por NVIDIA